La Palabra nos habla de una comunidad primitiva ministerial y articulada desde diversos ministerios, esto lo descubrimos con claridad en el Nuevo Testamento, particularmente en las cartas paulinas (1 Tes 5,12; Rm 12,6-8; 1 Cor 122,4-11. 28-31; 14,6). De entre los diversos ministerios Pablo destaca, al menos, tres: el ministerio de apóstol, de profeta y de doctor (1 Cor 12,28; Ef 4,11). Sin olvidar los responsables de las comunidades, a quienes Pablo llama «sus colaboradores» (Rm 16,3; 1 Tes 3,2; 2 Cor 8,23; 1 Tes 5,12; 1 Cor 16,16), y los evangelistas y pastores (Ef 4,1-6). No entramos en detallar las referencias que se hacen en Lucas, Cartas de Pedro, Cartas Pastorales, Carta a los Hebreos y Apocalipsis.
Desde el comienzo de la Iglesia se vislumbra «diversidad y creatividad de carismas y ministerios» . En una Iglesia carismática y ministerial: los ministerios hacen a la comunidad y la comunidad discierne los ministerios que otorga el Espíritu.
La comunidad Alma Misionera, como toda comunidad, posee una dimensión trinitaria, pneumatológica y cristológica. Por lo mismo, es receptora de pluralidad de carismas y ministerios para atender a los diversos servicios y necesidades en su dimensión de sacramento de salvación, compromiso evangelizador y en sus realidades internas.
A continuación se plasman algunos de los ministerios ya instaurados y sus líneas de acción, basados en él envió de Jesús, los dones otorgados y el carisma de la comunidad.
Ministerio Almitas Misioneras
El ser del ministerio
Ser una Almita Misionera, es una invitación a experimentar en cada encuentro semanal la efusión del Espíritu Santo, a vivir el ser discípulo de Cristo desde pequeños. En los días de hoy, es urgente y necesario mirar a los niños. Pero mirar con los ojos de Dios, cuidar con el celo del Padre, tocarlos con la dulzura de María, bendecirlos con el amor de Jesús y alimentarlos con la fuerza del Espíritu Santo.
Edades
Las edades para ser parte de las Almitas van desde los 2 hasta los 8 años Pequeñas Almitas Misioneras, y de 9 a 11 Almitas Misioneras.
Dentro de este rango de edades, de acuerdo a las distintas situaciones se podrá dividir a los niños en sub grupos.
Debemos evangelizar y cumplir nuestra misión. Para que eso ocurra debemos clamar el auxilio del Espíritu Santo y promover un efectivo encuentro personal de los niños con Jesús, quien será el centro del encuentro y quien nos llama a dicha reunión de pequeños discípulos y misioneros. Es Él mismo el que dice: Dejad que los niños vengan a mí, no se los impidáis… en seguida, Jesús abrazaba a los niños y los bendecía, imponiéndoles las manos”. (Mc. 10, 14-16).
Los niños son capaces de experimentar a Dios movidos por el Espíritu Santo .Durante estos encuentros ellos vivirán lo que es encontrarse con Jesús. Para eso, es necesario entender que el niño no es gente grande. Para trabajar con el niño es necesario el doble de paciencia, amor, dedicación y encima de todo un lenguaje apropiado para él.